viernes, 19 de marzo de 2010

Paso 4: Comunión con Dios, mediante la oración

Sin duda sabemos que todo ser humano nacido necesita respirar. Esa es su primera y más apremiante necesidad. Porque aunque el bebé haya nacido vivo, si no respira, pronto morirá. ¿Cómo hace el médico o partera que recibe al bebé para tener la certeza de que respira? Con toda seguridad no puede preguntarle, pues el bebé no puede responderle.

Pero hay una forma muy sencilla de saberlo: cuando el bebé llora. Si el bebé no llora espontáneamente, será necesario estimularlo mediante una nalgada. También hay que limpiar sus vías respiratorias. Y es que no es posible llorar sin estar respirando.

El sonido del llanto se produce como resultado de la salida de aire de los pulmones. Pero antes de salir aire, debió entrar. Y al proceso de entrada y salida de aire de los pulmones le llamamos respiración o aliento. Es muy común en el futbol que un jugador reciba un golpe y “le saquen el aire”. ¿Alguien ha escuchado el pedido de auxilio de un jugador en esa condición? Definitivamente NO. La razón es muy simple: no se puede hablar, menos gritar cuando no se tiene aire.

Todo ser humano que vive, tiene la necesidad de respirar. De otro modo, muere. Así también un cristiano tiene la necesidad de respirar espiritualmente.

En el interior del Lugar Santo había un altar sobre el cual se quemaba incienso continuamente. El incienso al quemarse producía una nube que llenaba el santuario y su aroma podía sentirse a la distancia. Cualquiera que hubiese ingresado al lugar santo tendría que haber respirado el incienso.

En Apocalipsis 5:8 dice lo siguiente: “Cuando lo tomó, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero. Cada uno tenía un arpa y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones del pueblo de Dios.” El incienso representa las oraciones del pueblo de Dios. Esta es la primera y más apremiante necesidad de todo aquél que sigue a Cristo.

Un cristiano que no ora continuamente es como un ser humano que no respira continuamente. ¿Qué le sucede a un humano que no respira? Se muere. ¿Qué cree que le pasa a un cristiano que no ora? ¡Se muere espiritualmente!

Poco tiempo después de que se ha sucedido un deceso, el cuerpo humano se pone rígido, tieso. El cuerpo ya no oye, no habla, no mira, no se mueve. ¿Ha conocido a alguien que alguna vez profesó seguir a Cristo, pero dejó de orar? Si le habla de la palabra de Dios, no le escucha. Si lo invita a ir a la iglesia no se mueve para ir. Si le pregunta acerca de su fe, no le responde. El diagnóstico: ha muerto espiritualmente.

Desafortunadamente con mucha frecuencia, esos muertos espirituales son muy cercanos a nosotros. Algunos de nosotros tenemos hijos que de pequeños aceptaron a Cristo, pero con el paso de los años se apartaron del camino de salvación y vida. Otros tienen a su esposo o esposa, o un padre o madre que se han alejado de Dios y con seguridad la causa de esta muerte espiritual tiene su raíz en la falta de oración personal.

¿Cuánto tiempo puede usted estar sin respirar? ¿Una semana? ¿Un día? ¿Una hora? ¿Menos? ¿Será por eso que el Apóstol escribe: “oren sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17)? Y en el libro “El camino a Cristo” hay una frase que dice: “La oración es el aliento del alma.”

Orar sin cesar no significa que debemos estar de rodillas todo el día. Tampoco es un permiso para dejar de ir al trabajo o a la escuela. Orar sin cesar significa que “ya sea que coman o beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31).

Antes de hacer cualquier cosa, pregúntese si en ello Dios es glorificado. Si Dios es glorificado, hágalo. De otro modo, evite hacerlo. Si constantemente nos cuestionamos y procuramos hacer sólo lo que glorifica a Dios, estamos orando sin cesar mientras barremos, lavamos la ropa, cuidamos de los hijos, trabajamos, vendemos, comemos, nos recreamos…

Pero respirar no es la única necesidad del bebé recién nacido. Cuando ya está respirando bien, ¿cuál es la segunda necesidad que se debe atender?

Gracias por escribir sus comentarios. Continuará la próxima semana…


Todos los textos de la Biblia, excepto cuando se indica lo contrario, han sido citados de la Nueva Versión Internacional publicada por la Sociedad Bíblica Internacional en 1979.

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