viernes, 2 de abril de 2010

Paso 6: La testificación

Una tercera necesidad del bebé recién nacido es la de moverse. Hay una ley en la vida: todo lo que vive, se mueve, y lo que no se mueve, no tiene vida. ¡Hasta los árboles se mecen! ¡Y la hierba del campo también! La vida del cristiano no puede transcurrir en la inactividad. Aunque algunos pasan mucho tiempo sentados frente al televisor y el fin de semana mucho tiempo sentados en una banca del templo. Son cristianos de aparador, como los maniquíes. Siempre en exhibición, nunca en acción.

Hace algunos años escuché esta historia por parte de un colportor[1]: Un día llegó a visitar un hogar. Saludó amablemente al dueño, quien lo invitó a pasar a su estudio. Después de una breve introducción, se inclinó para sacar de su portafolio los libros que estaba ofreciendo. El cliente alcanzó a verlos, todavía en el interior del portafolio y rápidamente le dijo: “¡Ni los saque! Ya sé de qué se trata.” El colportor intentó explicarle que eran obras de mucho beneficio para las familias. Pero el cliente volvió a decir: “¡Ni los saque! Ya sé de qué se trata… ¡Son libros excelentes! ¿Cuándo me los puede traer?”

Esta situación no se repite todos los días. El colportor quiso esforzarse para obtener un pedido, que ya estaba asegurado. Así que el cliente se levantó de su asiento, se dirigió al librero y abriéndolo le mostró todos los libros que anteriormente había comprado a otros colportores. “Los he leído todos y son excelentes. Por eso no necesito que me convenza de adquirirlos. Yo los quiero.”

“Sé que son libros de la Iglesia Adventista. A través de ellos he aprendido lo que ustedes enseñan de la Biblia. Es más, mi vecino es adventista. Cada sábado por la mañana sale muy bien vestido, con su Biblia bajo el brazo. Se sube a su auto con su familia y se van a la iglesia. Al mediodía regresan.”

“Tiene más de diez años de ser mi vecino. Pero nunca se ha acercado conmigo para invitarme a su iglesia, o a estudiar la Biblia. Tampoco nunca me ha hablado de su Dios, o de lo que él cree. Por eso ni siquiera se imagina que yo sé todo lo que él cree.”

Este vecino es un típico cristiano de aparador, convencido de que es suficiente con exhibirse delante de los que le rodean con su Biblia y de esa manera ha dado testimonio.

El Señor Jesús dijo: “Ustedes son la luz del mundo. Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo” (S. Mateo 5:14,16). Así pues, el tercer mueble dentro del Lugar Santo es el candelabro de siete brazos (Menorah) que representa nuestro testimonio.

Este testimonio es muy importante. Apocalipsis 12:11 dice: “Ellos lo han vencido [al Dragón] por medio de la sangre del Cordero y por el mensaje del cual dieron testimonio; no valoraron tanto su vida como para evitar la muerte.”

Cuando uno continuamente da testimonio de su fe, tarde o temprano alguien en algún lugar querrá saber más y le hará alguna pregunta para la cual no tiene respuesta. Eso le llevará a buscar la respuesta en la Palabra de Dios. Pero para entender correctamente la Palabra de Dios acudirá a Dios en oración. Así se forma un círculo virtuoso de testificación – Estudio de la Palabra de Dios – Oración que se repite una y otra vez.

Por otro lado, si uno nunca da testimonio de su fe, descubrirá que nadie se interesará en preguntarle alguna cuestión que usted no sepa. Tarde o temprano descubrirá que ya lo sabe todo y no necesita estudiar la Biblia más. Con el tiempo también dejará la oración. Este es un camino descendente que lleva a la muerte espiritual.

Y cuando un cristiano deja de orar, le sucede lo mismo que a un ser humano que deja de respirar: se muere. ¡Alabado sea Dios! Porque aún en esa triste condición hay esperanza. ¡Dios puede resucitar a los muertos!

Gracias por escribir sus comentarios. Continuará la próxima semana…


Todos los textos de la Biblia, excepto cuando se indica lo contrario, han sido citados de la Nueva Versión Internacional publicada por la Sociedad Bíblica Internacional en 1979.


[1] Un colportor es un ministro cristiano que distribuye Biblias y libros con un mensaje de salud, bienestar familiar y bienestar espiritual.

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